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Análisis
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¿Tensión entre India y Pakistán podría desembocar en una guerra?: ambos países son potencias nucleares
Tras atentado en Cachemira, Pakistán dice tener información ‘creíble’ de que India prepara un ataque militar.
Estados Unidos busca rebajar la peligrosa confrontación.
Soldados paramilitares indios montan guardia en un mercado de Srinagar el 28 de abril de 2025. Foto: AFP
La partición del Raj británico en 1947 fue un suceso monumental para el subcontinente indio, no solo poniendo fin a casi un siglo de dominio británico en la región, sino convirtiéndose en el nacimiento de las naciones modernas que hoy conocemos como la India y Pakistán, divididas no solo en cuestiones geográficas, sino también en profundas diferencias culturales y religiosas.
Una de las ‘cicatrices’ más ilustrativas de este a división es la región de Cachemira, un territorio fronterizo que ambos reclaman como suyo y por la que han peleado en repetidos conflictos a lo largo de su historia.
La zona hoy vuelve a sangrar y ser blanco de tensiones tras el incidente ocurrido el pasado 22 de abril, cuando un grupo armado disparó contra turistas en la localidad de Pahalgam, bajo administración india, dejando 26 muertos, 25 de ellos ciudadanos indios y un nepalí. Desde entonces, India alega, sin prueba, que los atacantes tienen vínculos con Pakistán, una acusación que es negada por su vecino.
Fuerza de Seguridad Fronteriza india (BSF) monta guardia mientras pakistaníes regresan a su país. Foto:AFP
Medios hindúes indicaron que el ataque fue reivindicado por The Resistance Front (TRF), un grupo militante que se cree es pantalla de la organización islamista pakistaní Lashkar-e-Taiba (LeT) y que han sido responsables de incidentes como los letales ataques que sufrió Bombay en 2008. Sin embargo, sitios de noticias como la BBC han puesto estas afirmaciones en duda, al notar que la supuesta declaración del TRF carece de detalles como el logo o el nombre de la organización, algo que consistentemente han incluido en anteriores comunicaciones.
El incidente ha causado indignación entre la población india y su primer ministro, Narendra Modi, prometió retribución en su primera aparición pública desde el ataque. “Al mundo le digo esto: la India identificará, rastreará y castigará a cada terrorista y a quien lo respalde. Los perseguiremos hasta los confines de la Tierra”, aseguró el político en lo que se ve como una referencia velada a Islamabad.
A raíz del incidente, la India ha tomado medidas significativas para degradar las relaciones bilaterales con Pakistán, incluyendo cancelar visas, cerrar un importante cruce fronterizo, llamar de vuelta a su embajador y reducir el número de diplomáticos de ese país en su territorio. Adicionalmente, suspendió por primera vez el Tratado de Aguas del Indo de 1960 que controla la manera en que ambas naciones comparten sus recursos hídricos.
Islamabad respondió con sus propias medida retaliatorias, suspendiendo todos los acuerdos bilaterales, incluido el Acuerdo de Simla, y exigiendo la reducción del personal diplomático indio en su territorio, así como cancelando exenciones de visa ciudadanos indios y deteniendo todo el comercio entre los países y cerrando su espacio aéreo a aerolíneas propiedad o con operaciones en la India.
Protesta en medio de la creciente tensión entre India y Pakistán. Foto:EFE
Además, las fuerzas de la India y de Pakistán suman diez días consecutivos de enfrentamientos, en la denominada Línea de Control (LdC) de Cachemira, elevando los intercambios de disparos y las violaciones del alto el fuego.
La situación escaló el martes, cuando Modi dio “libertad” a su ejército para llevar a cabo una operación militar en respuesta al mortífero atentado.
Al día siguiente, el gobierno de Pakistán aseguró que cuenta con “información de inteligencia creíble” según la cual su vecino prevé llevar a cabo de forma inminente un ataque militar utilizando “como pretexto” el incidente de Pahalgam.
Incluso, el viernes, Pakistán urgió a la ONU una mayor implicación de las potencias, en particular de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, para evitar que escale la crisis actual.
Particularmente, Estados Unidos ha intentado mediar en la tensión, cuando la alarma por una escalada preocupa, debido a que tanto India como Pakistán poseen bombas atómicas.
Según el Departamento de Estado de EE. UU., el jefe de la diplomacia de ese país, Marco Rubio trató el tema de las tensas relaciones entre las dos naciones durante llamadas separadas con los líderes de ambos países.
Durante estas conversaciones, instó a ambos a reducir las tensiones y a trabajar por la desescalada de la situación. Rubio expresó su apoyo a India en la lucha contra el extremismo, al tiempo que urgió a Pakistán a colaborar en la investigación del atentado.
Viejas heridas
“El problema es que, según la India, en la parte de Cachemira bajo su control, hay militantes apoyados por Pakistán que cometen atentados terroristas”, señaló en conversación con El Comercio Carlos Aquino, especialista en economía y política asiática de la Universidad San Marcos. “Esto se ha agudizado desde el 2019, donde un incidente similar donde fallecieron 40 policías elevó las tensiones entre los dos países e incluso llevó a que la India llevará a cabo un ataque aéreo ‘quirúrgico’ contra Pakistán”.
Como relató el experto, por motivo de ese incidente, la región de Cachemira bajo control hindú dejó de ser semiautónoma – como estaba establecido por la Constitución- y fue incorporada como un estado más bajo el control federal, decisión que el grupo terrorista supuestamente detrás del más reciente atentado utiliza para justificar sus actos, al afirmar que el gobierno de Modi se está intentando mudar gente y cambiar la composición de la población de la región para que sea más hindú, facilitando el proceso de asimilación a la India.
“El temor de Pakistán es que se repita una operación similar al ataque aéreo, aunque ellos ya han advertido que van a responder”, consideró Aquino. “El problema de esto es que la situación puede escalar, y como los dos tienen bombas atómicas, no son cualquier país”.
En el caso de los incidentes del 2019, las tensiones que comenzaron el 14 de febrero se extendieron un poco más de un mes, tiempo durante el cual las fuerzas armadas de ambos países intercambiaron fuego, antes de que se firmara la paz el 22 de marzo.
Policías indios detienen vehículos para controlarlos en una carretara al sur de Srinagar, India. Foto:EFE
Pero para el internacionalista experto en política asiática Jorge Antonio Chávez Mazuelos, no deberíamos estar seguros de que este conflicto seguirá líneas similares.
“No es algo que podemos descartar, porque aquí estamos viendo algo que está superando una regla no escrita del conflicto al ser las víctimas del ataque un grupo de turistas, quienes son unas de las principales fuentes de sustento de la población de Cachemira”, señaló en diálogo con este Diario.
“Además, han aumentado mucho las tensiones entre ambos países. Pakistán por ejemplo ha suspendido el cumplimiento del acuerdo de Simla, mientras que India ha anunciado la suspensión del tratado del agua entre ambos países. Ambas naciones también han suspendido la emisión de visas y han exigido la expulsión de diplomáticos. No es una ruptura, pero sí una degradación de la relación diplomática y se especula que el gobierno de Modi, que pertenece al partido nacionalista hindú, pueda tomar algún tipo de acción militar, aunque sea limitada, contra Pakistán”, agrega.
El especialista enfatizó que la situación geopolítica complica las cosas, con ambos países siendo jalados en direcciones opuestas por superpotencias. Señalando que, si bien a partir de los 2000 hubo un fortalecimiento de la cooperación entre Pakistán y los Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo, el país también se ha acercado a China gracias a un corredor económico entre ambas naciones en el que se mueven 38 mil millones de dólares.
Por otra parte, Estados Unidos e India han fortalecido su cooperación en materia de seguridad – ambos son miembros del Quad junto a Japón y Australia – que hace que esta ecuación geopolítica no solo haya que leerla en clave regional, sino global.
Otro de las escaladas por la parte hindú ha sido la suspensión del Tratado de Aguas del Indo, un acuerdo logrado entre ambas naciones gestionado con intervención del Banco Mundial en 1960 en el que ambos países comparten los recursos hídricos que se encuentran entre ambos países, particularmente importante para el lado pakistaní por su dependencia a estos para la agricultura.
No se puede descartar que las tensiones suban – ya están subiendo- y los factores políticos en ambos lados de la frontera están alineados para que las tensiones crezcan
Jorge Antonio Chávez MazuelosInternacionalista
“Pakistán mantiene que India no puede cortar unilateralmente un tratado internacional”, señaló Carlos Aquino, algo que, según el internacionalista, no ha evitado que la India quiera renegociar sus términos el año pasado, a pesar de las negativas de Pakistán. “En todo caso, Islamabad ya ha advertido que cualquier intento de desviar el cauce de los ríos sería considerado un acto de guerra.”
La Guerra indo-pakistaní de 1965, algunas veces conocida como la Segunda Guerra de Cachemira. Foto:iStock
Una guerra sin ganadores
A pesar de estas medidas escalatorias, ambos especialistas consultados por El Comercio consideraron poco probable que se desate una guerra entre Pakistán y la India.
“No se puede descartar que las tensiones suban – ya están subiendo- y los factores políticos en ambos lados de la frontera están alineados para que las tensiones crezcan. El lado geopolítico tampoco ayuda a raíz de los alineamientos de cada país, pero lo que haría difícil un conflicto a gran escala es la capacidad nuclear de ambos países”, declaró Jorge Antonio Chávez Mazuelos. “Una regla de las relaciones internacionales entre países con bombas atómicas es la de la ‘destrucción mutua asegurada’, donde si un país utiliza uno de estos armamentos invita a una retaliación de igual escala por parte de su rival.”
El internacionalista agregó que si bien la junta militar que controla a Pakistán le conviene mantener a la India como una presencia amenazadora como mecanismo para mantener su poder, no les conviene una guerra absoluta por la cuestión nuclear y porque en anteriores conflictos armados no les ha ido bien. Mientras tanto, la India también presenta actualmente una serie de problemas económicos y sociales que también hacen que no quiera un conflicto abierto.
En cambio, Chávez Mazuelos vio la posibilidad de un regreso a la paz - o al menos a una menor tensión entre los históricos rivales - con la mediación de otros miembros de la comunidad internacional.
“La participación de la ONU sería importante, aunque es difícil que el Consejo de Seguridad se imponga porque cada una de las partes tiene sus propios aliados ahí. Pero restablecer las medidas de confianza, de diálogo, sería importante”, razonó. “También podrían intervenir otra potencia regional, no China y los Estados Unidos por lo antes mencionado, pero quizás un país del Medio Oriente podría jugar un rol de mediador junto a la ONU para acercar a las partes y evitar un conflicto que no es del interés de ninguno de los involucrados.”
JUAN LUIS DEL CAMPO
El Comercio (GDA)
Perú
*Actualizado por Redacción Internacional - EL TIEMPO.