Bucaramanga perdió los ahorros: lo goleó Racing y quedó en problemas para clasificar en la Copa Libertadores

Lo del Bucaramanga en el Cilindro de Avellaneda terminó siendo un espejismo, un lindo recuerdo para la hinchada que sufrió con su equipo durante tantos años. Racing lo hizo aterrizar de emergencia con una victoria sin atenuantes que ahora complica a los dirigidos por Leonel Álvarez en la fase de grupos de la Copa Libertadores. 

Fue un 0-4 contundente, en el que el actual campeón de la Copa Sudamericana y la Recopa hizo valer su historia y su camiseta contra un equipo que se despidió de su fanaticada sin ganar un solo partido como local en la Libertadores. Y eso le puede costar la clasificación. 

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Cualquier idea que tuviera Leonel Álvarez sobre el partido se acabó a los tres minutos. Racing llegó en dos toques a posición de remate y exigió a Aldaír Quintana, que dio rebote. 'Maravilla' Martínez lo aprovechó y no perdonó. Los argentinos se iban arriba 0-1. 

Bucaramanga pagó muy caro por dos cosas: primero, el esfuerzo de tratar de responder en la Copa y en la Liga, que ha diezmado la nómina a tal punto de que su goleador, Luciano Pons, no estaba, y su otra figura, Fabián Sambueza, apenas volvía de su lesión. Y estaba sin fútbol. La voluntad no alcanzaba. 

En cambio, cada vez que Racing atacaba, el peligro era inminente. Poco después de que Sambueza estrellara un balón en el horizontal en un cobro de tiro libre, llegó el segundo tanto de la Academia: Santiago Solari le ganó de fuerza a Carlos Henao, ganó metros y remató desde el borde del área para hacer el segundo, a los 56. 

Ese tanto fue un golpe a la moral del Bucaramanga, que lo intentó, pero las piernas no le daban, en el que, tal vez, fue el peor partido de la era Leonel Álvarez. Y Racing lo aprovechó para desquitarse de la derrota en casa: a los 69, Santiago Sosa le sacó jugo a todo el espacio que dejó una defensa dormida y la metió de cabeza, tras un cobro de tiro libre de Ignacio Rodríguez. 

Todo lo que podía salir mal para el Bucaramanga se resumió en el cuarto gol, a los 90+4: nació de un tiro de esquina a favor del local. Martín Barrios corrió 50 metros para quedar de frente al arco de Quintana, que resolvió el primer mano a mano, pero luego lo dejaron solo: el propio Barrios recogió el balón y sentenció la goleada. 

Los hinchas del Bucaramanga nunca olvidarán la victoria en el Cilindro. Seguro. Pero lo de este martes no solo duele, sino que es un campanazo de alerta para lo que viene en la Copa. 

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