Hace apenas unos días, la cotidianidad del barrio Santa Bárbara Central, en la localidad de Usaquén, cambió drásticamente. La ciclorruta que antes recorría el costado oriental de la avenida carrera 11 fue reubicada –temporalmente– al carril oriental de la calzada occidental, entre las calles 116 y 119.
Lo que en principio fue anunciado como una medida técnica y transitoria por parte de la Secretaría de Movilidad, pronto se convirtió en una fuente de caos y molestia para algunos residentes.
La decisión, según informó la entidad, fue tomada como parte de un Plan de Manejo de Tránsito asociado a las obras que adelanta la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EEAB) para renovar el sistema troncal de alcantarillado sanitario. La intención: preservar la seguridad y continuidad del flujo ciclista, que en este tramo alcanza los 11.000 usuarios diarios, según cifras oficiales.
Pero la vida en el barrio no tardó en resentirse. El nuevo trazado provocó un represamiento del tráfico vehicular que terminó trasladándose a las vías internas de Santa Bárbara Central. Las calles 119, 118, 117 y hasta la 116 se convirtieron en un laberinto de carros varados, pitos constantes y conductores desesperados que buscan cómo salir del embotellamiento.
“Tengo una bebé y ya no está descansando igual”, relata una residente que pidió reserva de su identidad. “El trancón trae estrés y la gente estresada comienza a pitar. No es buena idea esa ciclorruta así porque está generando cogestiones terribles. Los afectados somos nosotros los que vivimos aquí”, aseguró con tono de angustia. La misma situación viven varios adultos mayores que residen en el tradicional sector.
El impacto no se limita al tráfico: el ruido ha comenzado a alterar la vida cotidiana en los apartamentos. La zona, antes considerada tranquila y silenciosa, hoy se ve afectada por el constante sonido de bocinas y motores. Varios residentes denuncian que el descanso a ciertas horas del día se ha vuelto casi imposible.
Sergio Méndez, otro vecino del sector, expone con más detalle la preocupación por lo que considera una falla de planeación urbana. “El tramo entre la calle 119 y la 116 era el que menos tráfico tenía. Era ideal para la ciclorruta, pero ahora la pasaron al carril más congestionado”, explicó. Según él, el cambio ha generado un efecto dominó que bloquea no solo la carrera 11, sino las arterias interiores del barrio.
“Yo vivo en la 121 con 11 y me estoy gastando casi 20 minutos para llegar a la 116 con 11. Es absolutamente absurdo”, lamentó Méndez.
Desde la Secretaría de Movilidad, sin embargo, la postura es clara: se trata de una medida necesaria para garantizar la seguridad de los ciclistas durante las obras. “El traslado permite mantener un desplazamiento seguro y continuo, evitando desvíos riesgosos o la invasión de carriles vehiculares”, afirmó la entidad en un comunicado, subrayando que la decisión protege a uno de los actores viales más vulnerables y se alinea con las políticas de movilidad sostenible de la ciudad.
No obstante, para los habitantes de Santa Bárbara Central la ‘temporalidad’ de la medida no ha aliviado el impacto real. Algunos han comenzado a organizar reuniones para exigir alternativas que no perjudiquen su calidad de vida, mientras otros simplemente esperan que las obras concluyan lo más pronto posible.
El dilema entre la movilidad sostenible y la habitabilidad urbana queda expuesto en este pequeño tramo de ciclorruta. Un ejemplo más de cómo las decisiones en el espacio público deben sopesar cuidadosamente los efectos colaterales sobre quienes viven, trabajan o transitan a diario por las ciudades en transformación.
Esta coyuntura vuelve a poner sobre la mesa un tema que ya se había expuesto en la zona con antelación y es que esta ciclorruta ocupa el costado sur-norte de manera definitiva, teniendo en cuenta que por allí el tráfico es significativamente menor que en el otro costado.
¿Qué obras se realizarán?
Como parte del proyecto Molinos II, la EAAB avanza en la intervención de la red de alcantarillado en el sector de Santa Bárbara. Esta iniciativa tiene como objetivo principal la separación de aguas residuales y aguas lluvias, una medida clave para optimizar el sistema de saneamiento en la ciudad.
Las obras, que comenzaron el pasado 26 de abril, se ejecutan sobre el carril oriental de la calzada sur-norte de la carrera 11, en el tramo comprendido entre la calle 116 y la calle 117. La intervención cuenta con autorización de la Secretaría Distrital de Movilidad (SDM) hasta el 19 de junio.
Para optimizar los tiempos de ejecución, se autorizó un permiso de trabajo continuo durante las 24 horas del día, excluyendo los domingos. El plan de trabajo contempla jornadas tanto diurnas como nocturnas, priorizando estas últimas para reducir el impacto en la movilidad. Sin embargo, debido a la presencia de excavaciones de gran profundidad, no es posible habilitar el paso por el sector mientras la maquinaria no está en operación.
Con el fin de mantener informada a la comunidad, la EAAB realizó previamente reuniones informativas y distribuyó volantes explicativos. Adicionalmente, dispuso de un punto de atención al ciudadano –Acuapunto– en la av. calle 116 n.º 9-50, donde se reciben inquietudes relacionadas con las obras.
La entidad recomienda a la ciudadanía planificar sus desplazamientos con anticipación, respetar la señalización y seguir los desvíos establecidos para garantizar la seguridad de peatones y conductores. Finalmente, la EAAB agradeció la comprensión de los habitantes del sector y reiteró que estos trabajos contribuirán significativamente a mejorar la infraestructura y el servicio de alcantarillado en la ciudad.
CAROL MALAVER
SUBEDITORA BOGOTÁ
Escríbanos a carmal@eltiempo.com
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